En ‘Entretejido sonoro’ el canto fue de todo un país
16 de agosto de 2024
“Vivo en un país que ahora quiere ser feliz… Buscando siempre sonreír sin importar estar allí alimentado del dolor”
Los anteriores son dos o quizás tres versos conmovedores y fuertes de la canción Vivo en un país compuesta por Víctor Hugo Reina.
También, porque Vivo en un país significó un encuentro emocional con el llanto y el recogimiento justo en los inicios del concierto Entretejido Sonoro que se realizó en la noche del miércoles 14 de agosto en el Centro Cultural y de Convenciones Teatro Los Fundadores de Manizales.
Fueron 60 niños del Instituto Chipre, de Manizales, los que con su voz dulce llevaron el mensaje de necesidad de armonía y pacificación a los 1.200 asistentes que abarrotaron esa noche las plateas y los palcos del teatro y también a quienes sintonizaron el evento por televisión a través del Sistema de Medios Públicos de RTVC.
La convocatoria fue masiva para este concierto que hizo parte del lanzamiento este año del Programa Presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, orientado por el Ministerio de las Culturas, los Artes y los Saberes, el Ministerio de Educación Nacional y que, para este recital de música netamente colombiana, involucró a la Asociación Nacional de Música Sinfónica y la Universidad de Caldas, que actuaron como coproductores y anfitriones del concierto.
Este evento macro había atraído la atención del público local por ser una apuesta única en escena: más de 300 artistas musicales, una obra sin la contemplación del silencio y un repaso sobre las canciones de nos llevan a recordar la esencia colombiana y la misión de construir paz a través de la pedagogía y el arte.
El viceministro de las Artes y la Economía Cultural y Creativa, Jorge Ignacio Zorro Sánchez, dio apertura formal al evento recordando al auditorio la importancia de apostar por la cultura para construir paz, sobre todo, en un país tan diverso como Colombia, donde las tradiciones, más que dividir, entretejen todo un espíritu nacional.
Descarga musical
El show se inició en escena con una mezcla de ritmos y emociones que marcaron cada intervención. Tambor Hembra abrió la noche dentro del teatro con «El camino es el amor», al sorprender a los asistentes caminando hacia el escenario por la luneta y la platea central y lateral del estadio.
La primera sorpresa de los asistentes había sucedido minutos antes, quienes disfrutaron de una fiesta musical a las afueras con las bandas estudiantiles, mientras ingresaban al recinto y cuyas músicas dieron la bienvenida a una noche difícil de olvidar.
Adentro, la de Tambor Hembra fue una pieza que sentó las bases para el mensaje de amor y unidad que impregnó todo el evento. Luego, DJ Cardona, al lado derecho del escenario, y Tambor Hembra armaron una auténtica fiesta y sorprendieron con “Mangata”, fusionando sonidos modernos con la esencia de los tambores tradicionales.
Tras bambalinas, los niños del coro ya vivían una propia fiesta y saltaban y bailaban. Nadie lo vio en el público, pero fue quizás un factor determinante en que estos pequeños llegaran conectados con el corazón para su interpretación.
La Orquesta Sinfónica de Caldas interpretó la «Obertura de la Paz», una composición de Héctor Fabio Torres Cardona que elevó los ánimos del público y preparó el terreno para la emotiva interpretación del Coro Infantil del Eje, que conmovió con «Vivo en un País» y luego con «La Cucharita», esa muy reconocida creación de Jorge Velosa que impregna de aires del centro del país a donde llega.
El viaje musical continuó hacia el sur del país con el Ensamble del Putumayo, que junto a la Orquesta Sinfónica de Caldas, ofreció un repertorio que incluyó «Rio y selva» y «Fiesta de Panela», capturando la esencia de la región amazónica y enseñando a los asistentes un poco más de la riqueza tradicional del sur del país que vive protegido por la selva y la madre naturaleza.
Entretejido cultural y nacional
El evento nunca perdió ritmo gracias a las transiciones que estuvieron a cargo de DJ Julián Cardona, que dio paso al Ensamble de Laura Rosas, que cual trajo los sonidos del llano con «Llanero si soy llanero» y «Bendita tierra llanera».
Pero Laura Rosas no fue música, únicamente. Ella fue un huracán de talento en el escenario, lo que incluyó un show de joropo que deleitó y emocionó a los asistentes que reconocieron en esta pequeña intérprete una enorme energía y un futuro que más que promesas, ya ofrece soberbias realidades.
La noche alcanzó un clímax con la colaboración entre el Ensamble Cruzao y la Orquesta Sinfónica de Caldas, quienes presentaron un impresionante «Apure en Viaje» seguido de «Fantasía en 6/8» y «Rut La Moabita», mostrando la versatilidad de los músicos y la riqueza de las tradiciones musicales colombianas.
El gran final fue una amalgama de sonidos, colores y emociones, con la participación de María Mulata, Tambor Hembra, Ensamble Cruzao, el Coro Infantil del Eje y la Orquesta Sinfónica de Caldas en una serie de piezas que incluyeron «La pava echaá», «Gira», «Idas y vueltas» y «Niebla».
Ni qué decir cuando María Mulata salió a bailar con algunas estudiantes en plena fila, mostrando su apertura al proceso de crecimiento o también, la enorme presencia de Diana Pereira, la profe, cuando con ‘San Antonio’, volvió a repasar a muchos asistentes sobre la fuerza de aquellas canciones con las que crecieron en sus escuelas.
Esta fusión de talentos culminó con una interpretación poderosa de «Latinoamérica» de Calle 13, que resonó en el corazón de todos los presentes, recordando la lucha y la esperanza de un continente unido.
La noche concluyó con «Vamos caminando», que literalmente, llevó a los asistentes con la música, el baile y la alegría, en medio de un llamado a la acción y la reflexión, mientras el público abandonaba el recinto con la sensación de haber participado en un evento trascendental.
Afuera, el grupo Perkutos despidió a los asistentes con una celebración de percusión, cerrando con alegría y música una noche inolvidable.
Así, Entretejido Sonoro no solo fue un concierto, sino una declaración de paz y unidad, un recordatorio de que la música es un puente que puede unir incluso las diferencias más profundas.
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