El carnaval de la paz: La transformadora historia del profesor César Pérez con estudiantes con necesidades especiales
6 de noviembre de 2024
Una celebración de la música y la inclusión, donde el sabedor César Pérez transforma vidas a través de la empatía y el arte.
El profesor César Augusto Pérez Bolívar es un hombre que irradia pasión por su trabajo.
Sabedor artístico y formador en el arte de la música, trabaja en Calarcá, Quindío, dentro del Programa Presidencial Sonidos para la Construcción de Paz.
Lo que distingue sus días de enseñanza es su compromiso con un grupo único y desafiante: una población con necesidades especiales que se convierte en el corazón de su misión cada miércoles de 1:00 a 3:00 p.m.
Cada semana, en esas horas dedicadas, se transforma el aula en un carnaval de música, risas y emociones compartidas.
Para César, estos jóvenes no tienen ninguna discapacidad, solo una manera diferente de vivir el mundo.
«Ellos son normales para sí mismos. Nosotros somos los que tenemos como esa contra con ellos, que los vemos de una manera muy diferente«, reflexiona César.
Esta convicción le permite llegar a sus estudiantes de una forma que pocos logran: con entrega, empatía y una genuina conexión.
Desde el primer momento en que comenzó a trabajar con este grupo poblacional hace 18 años, César comprendió que debía construir con ellos un espacio de expresión plena.
Para él, cada clase es una experiencia en la que los jóvenes no solo aprenden música, sino también a canalizar sus emociones, a entender el valor de la empatía y a encontrar maneras de resolver sus conflictos.
«Ellos lo hablan de una manera más gestual, es de interpretar, cuando se tiene un problema con un amigo cómo lo soluciona«, explica el formador, describiendo cómo sus estudiantes se comunican con el corazón y el cuerpo.
César habla de su trabajo como una «comunión» entre el profesor y los estudiantes, una relación en la que ambos aprenden y se enriquecen mutuamente.
«Yo soy todo sentimiento, hermano, yo me divierto, porque si yo no me divierto ellos no se van a divertir, ¿cierto? Eso es como una comunión entre el profe y los alumnos», asegura.
Su enfoque va más allá de la enseñanza técnica; él busca que cada uno de ellos se sienta pleno y capaz, y que la paz que construyen juntos sea tan auténtica como el sonido de sus instrumentos.
¿A qué suena el Instituto Calarcá?
El Instituto Calarcá resuena con una energía especial los miércoles por la tarde, cuando las notas de chirimía y batucada llenan los pasillos.
César invita a cada uno de sus estudiantes a tocar, aunque no dominen el instrumento, pues para él, el proceso de aprendizaje va de la mano con la experiencia.
“¿A qué me suena el Quindío y el Instituto Calarcá? Me suena, hermano, a emoción, porque yo trato de dar mi 100%, no el 99%”, comenta.
Su trabajo es una ofrenda sincera, un compromiso absoluto con la paz y el bienestar de sus alumnos, quienes a través de la música, encuentran no solo una forma de expresión, sino también un espacio de pertenencia y alegría.
Así, cada clase se convierte en una fiesta de aprendizaje y crecimiento. Un carnaval donde los jóvenes, junto a César, no solo tocan instrumentos, sino también el alma de quienes los escuchan.
En cada tambor y cada gesto, ellos encuentran su voz y su lugar en un mundo que, gracias a la dedicación de este profesor, suena un poco más en paz.
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