En el marco del Programa Presidencial Sonidos para la Construcción de Paz, dos artistas formadoras, Laura Ramírez y Karen Betancourt, comparten su experiencia transformadora en la Institución Educativa Neira, sede primaria José María Córdova.

Su trabajo va más allá de la enseñanza musical: se trata de conectar profundamente con los estudiantes y sus realidades, cultivando un espacio donde la música no solo es una disciplina, sino un medio para el desarrollo emocional.

«Estos niños se muestran muy felices a la hora de recibir sus clases. Cuentan con mucha disposición y ganas de aprender, y eso para nosotros es algo muy bonito«, dice Karen.

La disposición y la alegría de los estudiantes hacen que el día a día de las formadoras sea gratificante.

El programa presidencial Sonidos para la Construcción de Paz no solo enseña música, sino que también abre puertas al entendimiento emocional, algo que es fundamental en el proceso de paz.

Laura agrega: «Ser artista formador no solo es venir a enseñar música, también es abrir nuestros corazones para que los niños puedan abrir el de ellos».

Para ellas, es una satisfacción inmensa ver cómo los niños aprenden no solo sobre ritmos y melodías, sino también sobre cómo expresar sus emociones de manera saludable y amorosa.

Las formadoras sueñan con que este programa llegue a más instituciones en toda Colombia, permitiendo que más niños, niñas y jóvenes experimenten el poder transformador de la música y las enseñanzas emocionales que lo acompañan.